Niñera negra atrae al jefe para que se la folle
He sido la niñera de GI Joey durante años, pero ahora todo parece diferente. Ahora que soy mayor, me doy cuenta de más cosas, como la forma en que los brazos del GI Joey se han vuelto tan fuertes que apenas los contiene su camiseta o la forma en que se esfuerza tanto por no mirar fijamente mi nuevo cuerpo cada vez que estamos en la misma habitación. A veces, incluso intento llamar su atención a propósito, sólo para ver cómo intenta resistirse. Nada puede superar la expresión de su cara cada vez que me agacho justo delante de él, juro que puedo oír cómo se le acelera el corazón y veo cómo se le aprietan los pantalones. Para ser sincera, siempre me han gustado los tíos mayores, pero hay algo en la forma en que GI Joey intenta resistirse a estar conmigo que hace que lo desee aún más. Estaba segura, necesitaba que me follara y nada iba a impedírmelo. Incluso dejé de llevar ropa interior y empecé a usar mis faldas más cortas, las que me habrían cabido hace un año. Después de unas semanas torturando al pobre, por fin he decidido que es hora de que ceda. Le ofrezco un abrazo y él lo acepta a regañadientes. Me aprieta y lo sé: Por fin voy a echar un polvo. Empieza a frotarme las suaves piernas desnudas, intentando ser suave, pero al final pierde el control y me besa tan apasionadamente que lo noto entre las piernas. Sus manos son más fuertes de lo que pensaba, y sólo puedo pensar en una cosa: las necesito por todo mi cuerpo. No necesito pedírselo porque en cuanto se me pasa por la cabeza, ya está agarrando mis nuevas tetas con tanta desesperación que me hace saber cuánto tiempo lleva esperando esto. Cuando empieza a mover su lengua dentro de mi coño podemos oír algo que viene de la casa, pero nuestros cuerpos no nos dejan parar. Me pide que me calle y me dice que haría cualquier cosa por él para seguir. Cualquier cosa. Es entonces cuando empiezo a quitarle los pantalones y a descubrir su dura y larga polla que sé que ha estado suplicando por mi boca. Le doy todo lo que puede desear, chupando su polla hasta dejarla seca y dejando que llene todos los agujeros de mi cuerpo, desesperada por tenerlo dentro de mí. En ese momento, supe dos cosas: esto es aún mejor de lo que imaginaba, y él no podrá resistirse a mí nunca más.